El Zorro y la Cabra

El Zorro y la Cabra

por Esopo

⏱️5 min3-4 añosAmistadIngenio
Había una vez un zorro muy juguetón al que le encantaba explorar. Un día, mientras corría tras una hoja que volaba con el viento, no vio un pozo hondo y ¡ZAS!, cayó adentro. El pozo era oscuro y sus paredes lisas. ¡No podía trepar! El zorro saltaba y saltaba, pero el borde estaba muy, muy alto. "¡Ay, ay, ay!", se quejaba. "¿Cómo saldré de aquí?".

Al poco rato, una cabra con una barba blanca y muy simpática se acercó al pozo. Tenía muchísima sed. "¡Beeee, bee, qué sed tengo!", balaba la cabra mientras se asomaba con cuidado. Al ver al zorro abajo, le preguntó con sorpresa: "Hola, señor zorro, ¿el agua está rica?".

Al zorro se le ocurrió una idea brillante. ¡La cabra podía ayudarlo! Puso su voz más amable y le dijo: "¡Hola, amiga cabra! El agua no está rica... ¡está riquísima! ¡Es fresca como la nieve y dulce como la fruta! ¡Baja, baja, y bebe conmigo! Hay sitio para los dos".

A la cabra le brillaron los ojos. ¡Agua deliciosa y un nuevo amigo! Sin pensarlo dos veces, tomó impulso y ¡PLOF!, saltó adentro del pozo. Mientras la cabra bebía feliz, el zorro le explicó su gran plan. "Oye, amiga, ¡escucha, escucha! Tengo una idea para que salgamos los dos. Si tú te apoyas fuerte en la pared, yo puedo subir por tu espalda. Luego me apoyaré en tus cuernos y saltaré para salir. ¿Me ayudas?".

"¡Claro que sí! ¡Qué plan tan listo!", dijo la cabra, que era muy buena y confiada. La cabra se apoyó en la pared, fuerte y quieta como una roca. El zorro, muy ágil, trepó por su espalda, ¡hop! Se impulsó en sus cuernos, ¡hop! Y con un salto enorme… ¡consiguió salir del pozo! ¡Estaba libre!

El zorro se sacudió el polvo y miró a su amiga, que lo saludaba desde el fondo. "¡Muchas gracias, cabra!", gritó. "¡Lo prometido es deuda! ¡Un amigo siempre ayuda a otro amigo!". El zorro corrió a buscar algo útil. Vio una raíz larga y fuerte que salía de la tierra y tiró de ella hasta llevarla al pozo. "¡Aquí tienes! ¡Agárrate muy fuerte!", le indicó.

La cabra se sujetó a la raíz con sus pezuñas. El zorro plantó bien sus patas y empezó a tirar. ¡Tiró y tiró con todas sus fuerzas! ¿Creéis que lo logró? ¡Sí! La cabra subía poco a poco… ¡hasta que por fin salió del pozo! Estaban muy cansados, pero muy, muy contentos.

Se dieron un abrazo de amigos. "Gracias por ayudarme y por no dejarme sola", dijo la cabra. "¡Claro que no!", respondió el zorro sonriendo. Desde ese día, se hicieron inseparables y siempre recordaron su aventura. Y es que cuando los amigos se ayudan, ¡juntos pueden con todo!

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