
La Bella Durmiente
Había una vez un rey y una reina muy felices con su nueva bebé, la princesa Aurora. Para celebrarlo, hicieron una gran fiesta e invitaron a las hadas buenas para que le dieran regalos mágicos. Un hada le regaló ser muy bonita, y otra, una voz dulce para cantar.
De repente, apareció el hada Malévola, enfadada porque no la habían invitado. Con voz muy fuerte, dijo: "Cuando la princesa cumpla dieciséis años, se pinchará el dedo con un objeto mágico puntiagudo y dormirá para siempre". ¡Qué susto tan grande! Pero un hada buena que aún no había dado su regalo dijo: "No puedo quitar esa magia mala, pero sí la puedo cambiar. La princesa no dormirá para siempre. Despertará con un primer beso de amor de verdad".
Para proteger a Aurora, el rey ordenó esconder todos los objetos con punta del reino. Aurora creció feliz y muy curiosa. El día de su cumpleaños número dieciséis, subió a una torre olvidada del castillo. Allí, vio a una anciana usando un extraño objeto de madera con una punta afilada. Aurora, con mucha curiosidad, lo tocó y ¡zas!, se pinchó el dedito y cayó en un sueño profundo.
Para que no estuviera solita al despertar, el hada buena hizo que todos en el castillo se durmieran también. Alrededor, hizo crecer un bosque de plantas con muchas espinas para protegerlos. Pasó mucho, mucho tiempo.
Un día, un príncipe valiente escuchó la historia del castillo dormido y fue a investigar. Las espinas se abrieron para dejarlo pasar. En la torre encontró a Aurora, le pareció la más bonita del mundo y le dio un dulce beso. En ese instante, Aurora abrió los ojos, ¡y todo el castillo despertó! Celebraron con una fiesta enorme y vivieron muy felices para siempre.
De repente, apareció el hada Malévola, enfadada porque no la habían invitado. Con voz muy fuerte, dijo: "Cuando la princesa cumpla dieciséis años, se pinchará el dedo con un objeto mágico puntiagudo y dormirá para siempre". ¡Qué susto tan grande! Pero un hada buena que aún no había dado su regalo dijo: "No puedo quitar esa magia mala, pero sí la puedo cambiar. La princesa no dormirá para siempre. Despertará con un primer beso de amor de verdad".
Para proteger a Aurora, el rey ordenó esconder todos los objetos con punta del reino. Aurora creció feliz y muy curiosa. El día de su cumpleaños número dieciséis, subió a una torre olvidada del castillo. Allí, vio a una anciana usando un extraño objeto de madera con una punta afilada. Aurora, con mucha curiosidad, lo tocó y ¡zas!, se pinchó el dedito y cayó en un sueño profundo.
Para que no estuviera solita al despertar, el hada buena hizo que todos en el castillo se durmieran también. Alrededor, hizo crecer un bosque de plantas con muchas espinas para protegerlos. Pasó mucho, mucho tiempo.
Un día, un príncipe valiente escuchó la historia del castillo dormido y fue a investigar. Las espinas se abrieron para dejarlo pasar. En la torre encontró a Aurora, le pareció la más bonita del mundo y le dio un dulce beso. En ese instante, Aurora abrió los ojos, ¡y todo el castillo despertó! Celebraron con una fiesta enorme y vivieron muy felices para siempre.
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