El Asno con Piel de León

El Asno con Piel de León

por Esopo

⏱️5 min3-4 añosAutenticidadHumildad
Había una vez un burrito muy bueno que vivía en una granja. La granja estaba al lado de un bosque grande y verde. Al burrito le gustaba mucho ayudar, pero a veces, solo a veces, se sentía un poco aburrido. Él soñaba con ser alguien diferente y muy especial.

Un día, mientras paseaba entre los árboles, encontró algo muy curioso tirado en el suelo. ¡Era una piel de león! Seguramente, un cazador la había olvidado allí. "¡Qué gran idea!", pensó el burrito, moviendo sus orejas. "Voy a jugar a que soy un león. ¡Será una aventura genial!".

Con un poco de esfuerzo, se metió dentro de la piel. ¡Ahora tenía un **disfraz** perfecto de león! Le quedaba un poco grande y sus orejas largas se asomaban por arriba, pero no le importó. ¡Se sentía grande, fuerte y muy valiente!

Decidido a probar su disfraz, se escondió detrás de un arbusto grande. Pronto, vio a una ovejita blanca que comía flores tranquilamente. ¡GRRRR!, intentó rugir el burrito con su voz más grave. La ovejita dio un saltito del susto. ¡Beee, beee!, baló, y corrió a esconderse detrás de su mamá. "¡Funciona!", se dijo el burrito, muy contento con su pequeña **travesura**.

Poco después, vio a un cerdito que jugaba feliz en un charco de lodo. El burrito saltó de repente y sacudió la melena de su disfraz. ¡El cerdito gritó "¡oinc, oinc!" y corrió tan rápido que salpicó lodo por todas partes! El burrito se reía por dentro. ¡Se sentía el rey del bosque!

Caminando muy orgulloso, se encontró con una zorra que descansaba bajo un árbol. Esta zorra era muy **lista**, siempre se daba cuenta de todo. La zorra lo miró con sus ojos curiosos, pero no parecía nada asustada. El burrito, para impresionarla, se puso de pie, se infló como un globo y tomó mucho, mucho aire. Iba a soltar el rugido más fuerte del mundo.

Pero en lugar de un ¡ROAR! de león, de su boca salió el único sonido que él sabía hacer. Un fuerte, sonoro y clarísimo... "¡Hiii-joooo, hiii-joooo!". ¡Era su **rebuzno** de siempre!

La zorra parpadeó. Luego, una gran sonrisa apareció en su cara. "¡Pero si tú no eres un león!", dijo riendo suavemente. "Ese es el rebuzno de un burrito. ¡Y además, puedo ver perfectamente tus orejas tan largas y simpáticas!".

El burrito se puso colorado como un tomate. Los otros animales, que estaban escondidos, escucharon el sonido familiar y se asomaron. Al ver al burrito con su disfraz gigante y sus orejas fuera, todos empezaron a reír, pero con mucho cariño. No se estaban burlando, les parecía muy gracioso.

El burrito se quitó la pesada piel de león. De repente, se sintió mucho mejor. Se sintió aliviado y muy feliz de ser solo un burrito otra vez. Entendió que jugar con sus amigos era mucho más divertido que intentar asustarlos.

Desde ese día, jugó con todos los animales siendo simplemente él mismo: un burrito amable, un poco travieso y muy, muy divertido.

Y así aprendió que ser tú mismo es la mejor aventura de todas.

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