El Pino y el Arbusto

El Pino y el Arbusto

por Esopo

⏱️3 min3-4 añosFlexibilidadHumildad
Había una vez, en una colina soleada, un pino muy, muy alto. Era tan alto que sus ramas parecían hacerle cosquillas a las nubes. A su lado, crecía un pequeño arbusto, redondito y bajito.

El pino era muy orgulloso. Miraba al arbusto y le decía: "¡Mírame! Soy el más fuerte y alto. Tú eres muy pequeño". El pino se inflaba para parecer más grande. "¡Yo nunca me doblo! ¡Soy muy fuerte!", presumía.

El arbusto, con sus hojitas verdes, le respondía con calma: "Es verdad, eres muy alto, señor Pino. Pero a mí me gusta ser pequeño. Cuando el viento viene a jugar, yo me doblo y bailo con él".

El pino se reía a carcajadas. "¡Bailar con el viento! ¡Qué tontería! ¡Yo me quedo quieto y le demuestro quién manda!".

Un día, el cielo se puso gris. Empezó a soplar un viento muy travieso. ¡Fiuuu, fiuuu! El viento soplaba cada vez más y más fuerte.

El pequeño arbusto sintió el viento y se agachó. Se dobló tanto, tanto, que sus hojas casi besaban la tierra. El viento pasaba por encima de él, como si jugara al salto.

Pero el pino se quedó muy quieto y recto. "¡A mí no me moverás!", le gritó al viento. El viento sopló con toda su fuerza. ¡CRAC! Se escuchó un ruido fuerte. El gran pino, por no querer doblarse, se rompió y cayó suavemente sobre la hierba.

A la mañana siguiente, salió el sol. El pequeño arbusto se estiró y vio al gran pino en el suelo. El pino se sentía un poco triste. "Por ser tan terco, ahora estoy aquí tumbado", pensó.

El arbusto se acercó y le dijo con cariño: "No te preocupes, señor Pino. Ahora puedes descansar. Yo te haré compañía y te contaré historias". El pino sonrió. Se sintió mucho mejor al tener un amigo a su lado.

Y así, el arbusto siguió bailando feliz con el viento, pero ahora también charlaba con su nuevo amigo.

A veces, ser flexible y saber adaptarse nos ayuda a estar bien.

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