
La Campana
¿Quieres oír la historia de dos grandes amigos y una campana que sonaba sin ser una campana?
Había una vez un pueblo muy feliz, justo al lado de un bosque muy, muy grande. Un día, la gente escuchó un sonido precioso que venía de lejos. ¡Ding-dong, ding-dong! Sonaba como una campana mágica, y todos en el pueblo salían a la calle solo para escucharla. ¡Era la música más bonita del mundo!
Algunos decían: "¿Será una campana de oro?". Otros pensaban: "¡Debe ser una campana mágica!". Mucha gente intentó encontrarla. Entraban al bosque para buscar, pero el bosque era tan grande que siempre volvían cansados y con las manos vacías.
En ese pueblo vivían dos amigos inseparables: un príncipe al que le gustaba saberlo todo y el hijo de un panadero al que le encantaba explorar. Un día se dijeron: “¡Vamos a buscar la campana juntos!”. Prepararon una mochila con ricas galletas y entraron al bosque, ¡listos para la aventura!
Siguieron el sonido "ding-dong" que se oía más y más cerca. El camino no siempre era fácil, pero ellos se ayudaban. Si había que cruzar un arroyo, se daban la mano para no caer. Si una rama molestaba, uno la sujetaba para que el otro pasara. ¡Así es como los buenos amigos forman un gran equipo!
De repente, llegaron a un lugar soleado en el bosque, un claro lleno de hierba verde. Y justo en el centro, vieron algo increíble. ¡No era una campana! ¡Era una flor gigante! Sus pétalos eran enormes y brillaban como el cristal.
Justo en ese momento, el viento sopló muy suave. Los pétalos brillantes de la flor se tocaron unos con otros y... ¡Ding-dong, ding-dong! ¡La flor sonaba como la campana más dulce que habían oído jamás! La campana mágica era una flor musical.
El príncipe y el hijo del panadero se miraron y soltaron una gran carcajada. ¡Lo habían conseguido porque lo hicieron juntos! Se sentaron en la hierba, compartieron sus galletas y se quedaron escuchando la música de la flor. Era su secreto.
Y por eso, cada vez que oían el "ding-dong" desde el pueblo, los dos amigos se sonreían, porque sabían que la aventura más bonita es la que compartes con un buen amigo.
Había una vez un pueblo muy feliz, justo al lado de un bosque muy, muy grande. Un día, la gente escuchó un sonido precioso que venía de lejos. ¡Ding-dong, ding-dong! Sonaba como una campana mágica, y todos en el pueblo salían a la calle solo para escucharla. ¡Era la música más bonita del mundo!
Algunos decían: "¿Será una campana de oro?". Otros pensaban: "¡Debe ser una campana mágica!". Mucha gente intentó encontrarla. Entraban al bosque para buscar, pero el bosque era tan grande que siempre volvían cansados y con las manos vacías.
En ese pueblo vivían dos amigos inseparables: un príncipe al que le gustaba saberlo todo y el hijo de un panadero al que le encantaba explorar. Un día se dijeron: “¡Vamos a buscar la campana juntos!”. Prepararon una mochila con ricas galletas y entraron al bosque, ¡listos para la aventura!
Siguieron el sonido "ding-dong" que se oía más y más cerca. El camino no siempre era fácil, pero ellos se ayudaban. Si había que cruzar un arroyo, se daban la mano para no caer. Si una rama molestaba, uno la sujetaba para que el otro pasara. ¡Así es como los buenos amigos forman un gran equipo!
De repente, llegaron a un lugar soleado en el bosque, un claro lleno de hierba verde. Y justo en el centro, vieron algo increíble. ¡No era una campana! ¡Era una flor gigante! Sus pétalos eran enormes y brillaban como el cristal.
Justo en ese momento, el viento sopló muy suave. Los pétalos brillantes de la flor se tocaron unos con otros y... ¡Ding-dong, ding-dong! ¡La flor sonaba como la campana más dulce que habían oído jamás! La campana mágica era una flor musical.
El príncipe y el hijo del panadero se miraron y soltaron una gran carcajada. ¡Lo habían conseguido porque lo hicieron juntos! Se sentaron en la hierba, compartieron sus galletas y se quedaron escuchando la música de la flor. Era su secreto.
Y por eso, cada vez que oían el "ding-dong" desde el pueblo, los dos amigos se sonreían, porque sabían que la aventura más bonita es la que compartes con un buen amigo.
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