La Madre del Saúco

La Madre del Saúco

por Hans Christian Andersen

⏱️5 min3-4 añosNaturalezaCuidado
Había una vez un niño llamado Pablo. Un día se despertó con la nariz roja y estornudó muy fuerte: "¡Aaa-chís!". Estaba resfriado. Tenía que quedarse en la cama y no podía salir a jugar con sus amigos al jardín. Estaba un poquito aburrido y triste. Su mamá le dio un beso en la frente y le dijo: "No te preocupes, cariño. Te prepararé algo mágico que te hará sentir mucho mejor".

La mamá fue a la cocina. Allí, tomó unas pequeñas flores blancas de un árbol muy especial que tenían en el jardín. Era un árbol de saúco. Con ellas, preparó una taza de té que olía dulce y delicioso. Cuando la mamá le llevó la taza a Pablo, un humito tibio y perfumado subió hasta su nariz. ¡Qué bien olía! Pablo cerró los ojos para disfrutarlo.

De repente, ¡pop!, en medio del humito que danzaba sobre la taza, apareció una señora muy pequeña y sonriente. Su vestido estaba hecho de hojas verdes y brillantes. En su pelo llevaba florecitas blancas, ¡iguales a las del té! "Hola, Pablo", dijo con una voz suave, como una canción de cuna. "Soy la Madre del Saúco. He venido a darte un abrazo por dentro".

Pablo la miró con sus ojos grandes y curiosos. "¿Un abrazo por dentro?", preguntó él. "¡Claro que sí!", respondió ella con una risita. "Cada sorbito de este té es un poquito de magia de la naturaleza. Es un abrazo que te calienta el corazón. Cierra los ojos y verás".

Pablo obedeció y tomó un pequeño sorbo. ¡Glup! Estaba tibio y dulce. Cerró los ojitos muy fuerte. Entonces, la Madre del Saúco le susurró al oído: "Ahora, imagina el sol. ¿Sientes su calor en tu carita? Ese es un abrazo del sol. Ahora, piensa en una abejita que vuela feliz entre las flores. ¿Oyes su zumbido? Hace ¡bzzz, bzzz! Ese es el abrazo dulce de las flores. Y ahora, escucha a un pajarito en una rama. ¿Oyes su alegre canción? ¡Pí-pío, pí-pío! ¡Ese es el abrazo alegre de los árboles!".

Pablo sonrió muy grande. Ya no estaba nada triste. Sentía un calorcito muy agradable por todo el cuerpo, como si el sol, las flores y los pájaros le hicieran compañía en su habitación. La Madre del Saúco le sonrió y le dijo: "La naturaleza siempre te cuida. Siempre está contigo, aunque estés en tu camita".

Cuando Pablo abrió los ojos, la pequeña señora había desaparecido. Se bebió todo el té tibio, que ahora le parecía el más rico del mundo. Se sintió tan a gusto y calentito que se quedó dormido con una gran sonrisa en la cara. A la mañana siguiente, ¡el resfriado casi se había ido! Se levantó, se asomó a la ventana y vio el gran árbol de saúco del jardín. Sus ramas se movían con el viento, como si le estuvieran diciendo "hola".

Y Pablo nunca lo olvidó. Porque la naturaleza es una amiga que siempre te da un abrazo cuando más lo necesitas. ¿Te asomas tú también a la ventana? ¡A lo mejor un árbol te está saludando ahora mismo!

Cuentos que te pueden gustar

Descubre historias similares llenas de aventuras y enseñanzas