La Rosa Más Bella Del Mundo
Había una vez una reina muy buena, a la que todos querían. Pero un día, la reina se puso muy triste. Ya no sonreía ni tenía ganas de jugar, y se pasaba el día en su camita.
El rey, muy preocupado, llamó al hombre más sabio del reino. El sabio consultó sus grandes libros y dijo: "Para que la reina se recupere, deben encontrar la rosa más bella del mundo. Es una flor muy especial, una que solo crece con el amor más grande y puro".
¡Todos en el reino quisieron ayudar! Llegaron rosas preciosas de todas partes. Un jardinero trajo una rosa roja que olía de maravilla. Un viajero trajo una amarilla que brillaba como el sol. Pronto, el castillo se llenó de flores de todos los colores, pero la reina seguía en su camita, sin sonreír.
El pequeño príncipe, el hijo de la reina, estaba muy triste por su mamá. Él no tenía un jardín lleno de flores. Solo tenía el gran amor que sentía por ella. El sabio lo vio y le susurró al oído: "Recuerda, la rosa más bonita no se encuentra en un jardín, se siente con el corazón".
El príncipe entendió. Corrió a la habitación de su mamá. Ella dormía. Con mucho cuidado, se acercó de puntillas y le dio un beso muy tierno y suave en la mejilla. Un beso lleno de todo su amor.
¡En ese instante, algo mágico ocurrió! En la mejilla de la reina apareció una luz rosada y tibia, ¡como el pétalo de una rosa! La reina abrió los ojos y le dio a su hijo la sonrisa más grande y feliz del mundo. Se sentó en la cama y lo abrazó con todas sus fuerzas. ¡Se había curado!
El sabio sonrió a todos los presentes y explicó: "No hay flor más poderosa ni más bella que el beso de un hijo que quiere a su mamá".
Porque la rosa más bella del mundo no está en un jardín, ¡sino en un corazón lleno de amor!
El rey, muy preocupado, llamó al hombre más sabio del reino. El sabio consultó sus grandes libros y dijo: "Para que la reina se recupere, deben encontrar la rosa más bella del mundo. Es una flor muy especial, una que solo crece con el amor más grande y puro".
¡Todos en el reino quisieron ayudar! Llegaron rosas preciosas de todas partes. Un jardinero trajo una rosa roja que olía de maravilla. Un viajero trajo una amarilla que brillaba como el sol. Pronto, el castillo se llenó de flores de todos los colores, pero la reina seguía en su camita, sin sonreír.
El pequeño príncipe, el hijo de la reina, estaba muy triste por su mamá. Él no tenía un jardín lleno de flores. Solo tenía el gran amor que sentía por ella. El sabio lo vio y le susurró al oído: "Recuerda, la rosa más bonita no se encuentra en un jardín, se siente con el corazón".
El príncipe entendió. Corrió a la habitación de su mamá. Ella dormía. Con mucho cuidado, se acercó de puntillas y le dio un beso muy tierno y suave en la mejilla. Un beso lleno de todo su amor.
¡En ese instante, algo mágico ocurrió! En la mejilla de la reina apareció una luz rosada y tibia, ¡como el pétalo de una rosa! La reina abrió los ojos y le dio a su hijo la sonrisa más grande y feliz del mundo. Se sentó en la cama y lo abrazó con todas sus fuerzas. ¡Se había curado!
El sabio sonrió a todos los presentes y explicó: "No hay flor más poderosa ni más bella que el beso de un hijo que quiere a su mamá".
Porque la rosa más bella del mundo no está en un jardín, ¡sino en un corazón lleno de amor!
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