Los Doce Cazadores

Los Doce Cazadores

por Hermanos Grimm

⏱️3 min3-4 añosPromesasLealtad
Había una vez un príncipe y una princesa. Eran los mejores amigos y jugaban juntos todos los días. Un día se prometieron casarse cuando fueran grandes. Para no olvidarlo, el príncipe le dio un anillo de oro.

Poco después, el príncipe tuvo que irse a su reino para ser rey. “Volveré por ti”, le dijo. El rey tenía muchas cosas que hacer y, sin querer, se olvidó de su promesa.

La princesa esperó mucho tiempo. Como era muy valiente, decidió buscarlo. Llamó a sus once mejores amigas. “Nos vestiremos de cazadores y lo encontraremos”, les dijo.

Las doce amigas se pusieron trajes de cazador. Cuando llegaron al palacio, al rey le gustaron tanto que les dio trabajo. ¡Pero no reconoció a la princesa! El rey tenía un león muy listo. El león le dijo al rey: “Mmm, mi rey, estos cazadores son un poco diferentes”.

El rey tuvo una idea. Puso muchas canicas de colores en el suelo. “Un cazador de verdad no jugaría con canicas”, pensó. Pero la princesa, que era muy lista, les dijo a sus amigas: “¡No miren las canicas!”. Y así pasaron, sin mirar al suelo.

El rey no se rindió. Puso muchas muñecas bonitas en una sala. “Los cazadores no juegan con muñecas”, se dijo. De nuevo, la princesa les avisó: “¡No miren las muñecas!”. Y las doce amigas pasaron sin mirar.

Un día, llegó un mensajero. Dijo que el rey se iba a casar con otra persona. Al oír esto, la princesa se puso muy, muy triste. Se sintió tan mal que se desmayó. El rey corrió a ayudarla. Le quitó el guante y vio el anillo de oro en su mano.

“¡Eres tú!”, gritó el rey, muy sorprendido. De pronto, lo recordó todo: su promesa y su amiga. Se sintió mal por haberla olvidado. Tomó su mano y dijo: “¡He encontrado a mi verdadera princesa!”.

Se casaron con una gran fiesta. Y el león listo recibió el pastel más grande. Y así, todos aprendieron que una promesa hecha con el corazón es muy importante.

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